Para mi madre, la mejor del mundo.
Prólogo
En este blog, encontrarán una antología que contiene
veinte poemas de autores hispanohablantes dirigidos hacia la madre.
Los poemas fueron seleccionados con el objetivo de
mostrar todo lo que una madre es capaz de hacer por sus hijos y lo afortunados
que somos porque formen partes de nuestra vida. Así que por todo esto le dedico
la antología a mi madre, ya que ella a estado siempre a mi lado apoyándome en
todo lo que necesito, me ha cuidado, criado y para mi es muy importante en mi
vida, es un ejemplo a seguir, así que espero transmitirle con estos poemas, lo
agradecido que estoy por todo lo que hace por mí y demostrarle todo mi cariño y
afecto que siento hacia ella.
Cinco letras tiene un ángel
Autora: Patricia
Araceli Abundis
Cinco letras tiene un ángel,
que me cuidó en su vientre,
me llevó por mil caminos,
me enseñó a ser valiente.
A mi madre
Autor: Julio Flórez
A mi madre Huyen las tempestades
de mi mente cuando los dedos de su mano
fría, se hunden, temblando, en la melena
mía...
El amor a una madre
Autor: Teodoro
Guerrero
Hay sentimientos desconocidos cuya
grandeza se adivina; el amor a una
madre es como el amor a Dios:
está grabado en el corazón de los seres;
se le adora sin conocerlo
porque se le ve en todo lo que nos
rodea.
La madre triste
Autora: Gabriela
Mistral
Duerme, duerme, dueño mío,
Sin zozobra, sin temor,
Aunque no se duerma mi alma,
Aunque no descanse yo.
Duerme, duerme y en la noche
seas tú menos rumor
que la hoja de la hierba,
que la seda del vellón.
Duerma en ti la carne mía,
Mi zozobra, mi temblor.
En ti ciérrense mis ojos:
¡duerma en ti mi corazón!
Canto de los cinco elementos
Autor: Sergio
Rambla Márquez
A ti mujer de años luz,
a ti mujer de años mil.
Tu luz, tu sombra, tu esfuerzo, tu paciencia.
Años luz colmadas de inocencia, tierra.
Consejo, sabiduría, ganas de vivir, agua.
No hay nadie como tú, única en tu género, certera, viento.
Como un fiero ser en defensa tus críos, libre, tolerante, fuego.
Cuantas noches de desvelo, de lunas interminables, madre
El amor que nunca traiciona, transparente, viene de ti.
A ti mujer de segundos, minutos,
a ti mujer de años luz.
a ti mujer de años mil.
Tu luz, tu sombra, tu esfuerzo, tu paciencia.
Años luz colmadas de inocencia, tierra.
Consejo, sabiduría, ganas de vivir, agua.
No hay nadie como tú, única en tu género, certera, viento.
Como un fiero ser en defensa tus críos, libre, tolerante, fuego.
Cuantas noches de desvelo, de lunas interminables, madre
El amor que nunca traiciona, transparente, viene de ti.
A ti mujer de segundos, minutos,
a ti mujer de años luz.
Así es mi madre
Autora: Delia
Gallardo Romero
Dios al crearla, reunió en ella
los atributos de santidad,
por sus virtudes y su alma bella,
es como símbolo de caridad;
por su pureza
y su gran corazón
me recuerda a Santa Teresa,
la divina virgen de la meditación.
Así es la madre que yo acaricio,
la que me ofrece todo su amor,
la que su pecho de blanco lirio,
es el refugio de mi dolor.
Si tengo penas, ella las calma;
si tengo dudas, me las disipa;
si alguien me ofende, ella me abraza
y en mis desvíos me da perdón.
Así es la madre de mis ensueños
¡La dulce madre!
que como premio Dios me la dio;
la que a mi lado de noche y día,
como una sombra de bendición,
con su halagos y su ternura,
me va brindando su corazón.
Con el encanto de sus promesas,
la vida tornase en ilusión
ella se apropia de nuestras cruces,
dejando siempre para nosotros,
las melodías de su canción.
No hay amor más grande
Autora: Marielena
Rondinel
Hay un ser que lo da todo sin esperar nada,
que aún fatigada se desvela por
cuidarte,
que atesora cada minuto de tu
existencia,
que comparte tus sueños y ríe con tu
risa.
Un ser, que sin dudar, te extiende sus
manos
para ayudarte en cualquier momento;
que aunque no siempre esté contigo de
acuerdo
te da su apoyo incondicional y te
comprende.
Una mujer que consagra sus días para
guiarte,
que es capaz de entregar su vida por ti,
un ángel divino que nos cubre con su
amor
cuando la tristeza nos embarga por
alguna razón.
Una mujer valiente, una mujer luchadora,
de corazón claro como agua de fuente,
alguien que con sólo un beso en la
frente
perdona nuestras ofensas y errores.
Un ser que siendo joven tiene enorme
sabiduría
y siendo anciana cuenta con la fortaleza
de su alma;
Una mujer sensible, una mujer admirable,
tierna y serena, tiene la belleza de la
luna llena.
Quienes contamos todavía con su
presencia
démosle gracias al cielo por esta gran
dicha,
si tu madre ya no se encuentra a tu
lado,
honra su memoria siendo una buena
persona.
Ella, lleva la magia de un radiante
amanecer
y en sus cálidos ojos se refleja la
bondad
¡No hay en el mundo un amor más grande,
como el amor de esta inigualable mujer!
¡Madre Mía!
Autor: Rafael
escobar Roa
Cuando los ojos a la vida abría,
al comenzar mi terrenal carrera,
la hermosa luz que vi por vez primera
fue la luz de tus ojos, ¡madre mía!.
Y hoy que, siguiendo mi escarpada vía,
espesas sombras hallo por doquiera,
la luz de tu mirada placentera
ilumina mi senda todavía.
Mírame, ¡oh madre!, en la postrera hora,
cuando a las sombras de mi noche oscura
avance ya con vacilante paso.
Quiero que el sol que iluminó mi aurora
sea el mismo sol que con su lumbre pura
desvanezca las brumas de mi ocaso.
Madre bendita
Autor: Crisanto
Cuéllar Abaroa
Tiene la frente pálida y tranquila,
una santa mirada en su pupila
y en los labios la savia del amor;
¿quién es ella, tan noble y abnegada,
que nos habla de amor en su mirada
y cual nadie nos cuida con fervor?.
Es la madre, la santa, la bendita,
la que al pie de la cuna nos musita
una dulce oración;
la que todo lo aporta por su niño,
la que nos llena de inmortal cariño
y nos da el corazón.
Tiene la frente pálida y hermosa
cual si fuera del Cielo alguna Diosa
llena de bendición;
ella nos da salud con un abrazo,
si sufrimos nos cura en su regazo
del más grande dolor.
Es la madre, la santa, la que llora,
el verdadero llanto que devora
su pecho maternal;
la que cubre con besos nuestra frente,
la que siempre es igual.
Dichosos los que vamos por la vida,
y tenemos en ella a la querida
madre abnegada que nos diera el ser.
Elevemos un canto a su grandeza,
amémosla con toda la firmeza,
que sentirá placer.
Cantemos a la madre en este día;
yo que tengo a la dulce, la que es mía,
la bendigo con íntimo fervor;
los que la lloren para siempre muerta,
vayan del Cielo a la gloriosa puerta
que está cerca de Dios.
¡Benditas madres que en afán prolijo,
dieron toda la vida por el hijo
que fue su adoración...!
¡Bendita madre que tu amor me diste,
y al tenerme en tus brazos me pusiste
tu eterna bendición...!
Nuestras madres
Autora: Arjona
Delia
Ellas son nuestro abrigo,
siempre luchan con tesón,
son nido que nos cobija,
fuente inagotable de amor.
Brindan besos, abrazos,
caricias y protección,
nos marcan el camino
con consejos y corrección.
Las primeras que se levantan
para amasarnos el pan,
llevan niños al colegio,
y vuelven a casa a trabajar.
Pensando en sus hijos
y arreglando el hogar,
pasan las horas del día,
y son últimas en descansar.
¡Son ellas nuestro ejemplo!
Las que nos dieron la vida,
nos entregan todo su tiempo,
¡Nuestras madres queridas!
Madre
Autor: Juan Lozano
y Lozano
Todo lo que hay de triste sobre el mundo
en tu espíritu, madre, resumiste,
porque no se dijera que lo triste
no es, además de místico, fecundo.
A tu inmenso mirar meditabundo
tal emoción de transparencia diste,
como para explicar por qué coexiste
lo diáfano, en el mar, con lo profundo.
Y hay tal valor en tu actitud sumisa,
tal decisión en tu palabra lenta,
Y tanta austeridad en tu sonrisa,
Porque la humanidad se diera cuenta
de por qué se estremece ante la brisa
el bambú que resiste a la tormenta.
La madre es todo
Autor: Eliseo León
Pretell
Madre es la que con amor
nos concibe enamorada,
va acariciando callada
la pasión de su interior.
La que pare con dolor entre gemidos y risa,
la que en su mente eterniza, a su hijo en dulce candor.
Madre es la que con valor
con su niño en el regazo,
burla al mundo y se abre paso,
entre la espina y la flor.
Madre es el buen sembrador cultivando su semilla,
hasta obtener la gavilla con sacrificio y sudor.
Madre es el mejor doctor
en nuestras noches de fiebre,
madre es el eximio orfebre,
esturgando nuestro error.
Es madre el nato escultor moldeando con sus manos,
hijos útiles y sanos para un futuro mejor.
Madre es el buen confesor
que nos escucha y nos guía,
madre es la que da alegría
con su cariño y calor.
La madre es un defensor luchando cual fiera herida,
pudiendo ofrendar su vida, por sus hijos sin temor.
Es el hombro apañador
en la duda y la tristeza,
es garantía en la mesa,
asegurando el sabor.
La madre pone el dulzor a la amargura y la pena,
nunca culpa ni condena, siempre quiere lo mejor.
Madre es el fiel guardador
el ángel más sacrosanto,
que nos vela en el quebranto
dándonos paz y vigor.
Cual divino intercesor es puente que
va hacia Dios,
como la madre no hay dos ¡Querámoslo con fervor!
Caricia
Autora: Gabriela
Mistral
Madre, madre, tú me besas,
pero yo te beso más,
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar...
Si la abeja se entra al lirio,
no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito
ni se le oye respirar...
Yo te miro, yo te miro
sin cansarme de mirar,
y qué lindo niño veo
a tus ojos asomar...
El estanque copia todo
lo que tú mirando estás;
pero tú en las niñas tienes
a tu hijo y nada más.
Los ojitos que me diste
me los tengo de gastar
en seguirte por los valles,
por el cielo y por el mar...
Las manos de mi madre
Autor: Alfredo
Espino
Manos las de mi madre, tan
acariciadoras,
tan de seda, tan de ella, blancas y
bienhechoras.
¡Sólo ellas son las santas, sólo ellas
son las que aman,
las que todo prodigan y nada me
reclaman!
¡Las que por aliviarme de dudas y
querellas,
me sacan las espinas y se las clavan en
ellas!
Para el ardor ingrato de recónditas
penas,
no hay como la frescura de esas dos
azucenas.
¡Ellas cuando la vida deja mis flores
mustias
son dos milagros blancos apaciguando
angustias!
Y cuando del destino me acosan las
maldades,
son dos alas de paz sobre mis
tempestades.
Ellas son las celestes; las milagrosas,
ellas,
porque hacen que en mi sombra me
florezcan estrellas.
Para el dolor, caricias; para el pesar,
unción;
¡Son las únicas manos que tienen
corazón!
(Rosal de rosas blancas de tersuras
eternas:
aprended de blancuras en las manos
maternas).
Yo que llevo en el alma las dudas
escondidas,
cuando tengo las alas de la ilusión
caídas,
¡Las manos maternales aquí en mi pecho
son
como dos alas quietas sobre mi corazón!
¡Las manos de mi madre saben borrar
tristezas!
¡Las manos de mi madre perfuman con
terneza!
Mamita
Autor: Camilo
Terrones Cotrina
Eres mi linda mamita
un mar de inmensa bondad;
pues si algo me sucede
en tus lindos ojos brilla
el invierno matinal.
Tu pecho es un baúl de oro
que guarda joyas de amor;
es un cofre de diamantes
que en luna llena destellan
como las olas del mar.
Eres mi linda mamita
un cielo lleno de sol;
cuando vigilas mis pasos,
tu sonrisa es un racimo
de mil perlas de coral.
Cuando custodias mi sueño
en noches de tempestad;
son tus dos brazos, mamita,
las blancas alas de un ángel
que me protege del mal.
Obrerito
Autora: Gabriela
Mistral
Madre, cuando sea grande,
¡ay..., qué mozo el que tendrás!
Te levantaré en mis brazos,
como el zonda al herbazal.
O te acostaré en las parvas
o te cargaré hasta el mar
o te subiré las cuestas
o te dejaré al umbral.
¿Y qué casal ha de hacerte
tu niñito, tu titán,
y qué sombra tan amante
sus aleros van a dar?
Yo te regaré una huerta
y tu falda he de cansar
con las frutas y las frutas
que son mil y que son más.
O mejor te haré tapices
con la juncia de trenzar;
o mejor tendré un molino
que te hable haciendo el pan.
Cuenta, cuenta las ventanas
y las puertas del casal;
cuenta, cuenta maravillas
si las puedes tú contar...
Dulzura
Autora: Gabriela
Mistral
Madrecita mía,
madrecita tierna,
déjame decirte
dulzuras extremas.
Es tuyo mi cuerpo
que juntaste en ramo;
deja revolverlo
sobre tu regazo.
Juega tú a ser hoja
y yo a ser rocío:
y en tus brazos locos
tenme suspendido.
Madrecita mía,
todito mi mundo,
déjame decirte
los cariños sumos.
Es mi madre
Autor: Nelson
Quiroz Ascurra
Es mi madre esa luz
que brilla en la oscuridad,
como el señor de la cruz
cuando derrama bondad.
Es mi madre aquella flor
que no marchita jamás,
que reverdece de amor
que nos contagia de paz.
Es mi madre aquel camino
al norte y la claridad,
es mi madre la que guía
mis pasos a la verdad.
Es mi médico y mi juez
es mi maestra de amor,
es la que sabe encontrar
milagros y bendición.
Es mi madre la que espera
una frase de perdón,
y en la gratitud de un hijo
la más sincera oración.
Madre… Se que eres tú
Autor: Eliseo León
Pretell
Madre que sales
cuando aún yo duermo,
dándome un beso
que lo siento apenas,
sé que eres tú, porque ese es tu perfume,
lo llevo aquí en lo más profundo de mis venas.
Tengo que trabajar
siempre me dices,
cuando pregunto
si estarás mañana,
lo que sí..., no comprendo madre mía,
¿Por qué no alcanza, lo que papá gana?.
Ya no hay televisión,
cine, ni radio,
sólo reloj
en tu apresuramiento,
te ves delgada pero estás contenta,
hablabas con papá de un gran aumento.
¿Sabes mamá?
muy pronto seré grande,
entonces cumpliré
con mi promesa,
de verte en casa como siempre quise,
y no explotada…, por ninguna empresa.
Gracias mamá
Autora: Arjona
Delia
La vida un día mi madre me dio,
me brindo su cariño y su amor,
y me entrego su gran corazón.
De ella recibí el primer beso,
la existencia de Dios me enseño,
regalo dulzura y comprensión,
aconsejo evitando dolor.
A ella agradezco lo que hoy soy,
a mi madre dulce y querida,
la recordaré toda mi vida.